HACIA LA BELLEZA
David Foenkinos (París, 1974) es
Licenciado en Letras por la Universidad de La Sorbona y tiene una amplia
formación como músico de jazz. Publicó su primer libro en 2002, si bien no fue
hasta 2004 cuando su carrera literaria comenzó a despegar con “El potencial erótico de mi mujer”. Autor de varias novelas y una
biografía novelada de John Lennon, sus dos obras más destacadas han sido “La delicadeza” (2009) llevada después al
cine por el propio autor como codirector, y “Charlotte”
(2015) premiada con varios galardones entre ellos el Premio Goncourt des
Lycéens. “Hacia la belleza” es su
última novela, publicada en 2018. En España por Alfaguara en 2019.
Movida, como tantas veces, por el
título y la portada del libro, me animé a participar a distancia en una de las
novelas propuestas en el Club de Lectura “Corazón de María” de Madrid. Había
oído hablar del libro y me había llamado la atención el título tan sublime. Qué
mejor ocasión.
Antoine Duris es profesor en la
Escuela de Bellas Artes de Lyon. Se ha separado de Louise después de siete años
de convivencia. Ha continuado su vida como ha podido. De la noche a la mañana
deja todo lo que tenía y se traslada a París. Anticipándose a preguntas de
familiares y conocidos argumenta que se retira para escribir un libro y que no
estará para nadie durante un tiempo. Con el fin de encontrar un trabajo y
movido por una especie de premonición se presenta al puesto de vigilante del
Museo de Orsay, lo que, dado su curriculum, crea gran desconcierto en la
responsable de recursos humanos, Mathilde Mattel, encargada de la selección de
personal, con la que establece un vínculo especial originado por el amor a la
pintura que ambos comparten. A él le parece el trabajo perfecto para conseguir
una aparente “invisibilidad”, ya que los vigilantes de museos no existen para
la multitud que los visita.
Obtiene el
puesto y le destinan a vigilar la recién estrenada retrospectiva sobre
Modigliani, casualmente el pintor sobre el que hizo su tesis años antes.
Concretamente su silla de vigilante se sitúa delante del retrato de Jeanne
Hébuterne, que fuera pareja del artista en sus últimos años y de trágico
destino. Durante las horas de trabajo contempla la pintura e incluso se
comunica con ella entre el gentío de turistas que suele abarrotar la sala de
exposiciones y siempre que sus obligaciones se lo permiten.
Antoine lo
que quiere es desaparecer, destruir cualquier vínculo con el mundo, tanto con el
que tenía como con el que ahora tiene. Sabedor de que cuánto más invisible
quieras ser más visible te haces frente a la sociedad que te rodea, se esfuerza
por participar del indispensable juego social necesario para sobrevivir: “de nuevo la incongruencia de tener que
mostrarse lo bastante sociable como para no llamar la atención”. Pero
detrás de su estado depresivo y decaído se esconde la historia de otra
protagonista: Camille Perrotin, desarrollada en la segunda y en la tercera
parte de libro de forma paralela a la vida de Antoine, hasta que sus caminos se
cruzan cuando Camille llega a ser su alumna y llama la atención del profesor
por su brillantez. Sin embargo, Camille lleva consigo un drama personal que
mantiene en secreto y que combate con su pasión por la pintura y el poder
cicatrizador de la belleza: “Las
tristezas se olvidan con Botticelli, los miedos se atenúan con Rembrandt y las
penas se reducen con Chagall”.
Debido a un error en su trabajo
consecuencia de sus vastos conocimientos artísticos, recupera su antiguo ser y
decide volver a Lyon. Con la ayuda de Mathilde descubrirá que el sentimiento de
culpa que le llevó a huir e intentar desligarse de toda su vida no tenía razón
de ser. Las cosas, a veces, no son lo que parecen o no son lo que pensamos que
son dejándonos llevar por hechos externos y apariencias.
Aficionada al cine francés, leer
“Hacia la belleza” ha provocado una continua visualización de secuencias de
fotogramas de una buena película francesa: allí estaban François Cluzet, Sophie
Marceau, Fabrice Luchini o Juliette Binoche por nombrar a algunos, desenvolviéndose
en los diferentes decorados por los que transcurre la historia los cuales, sin
describirse en la páginas, son perfectamente identificables en nuestra
imaginación a medida que avanzamos en la lectura.
Ha sido la
primera obra de Foenkinos que ha llegado a mis manos y puedo afirmar que “Hacia
la belleza”, con sus escasas doscientas páginas, es una hermosa novela, intimista,
filosófica y en cierto modo esperanzadora. Una muestra de cómo “la belleza es siempre el mejor recurso
contra la incertidumbre”, pero también de cómo el amor por el arte puede
sustentar una existencia y de que es posible alcanzar la redención y el perdonarse
a uno mismo a través del camino que nos lleva a la contemplación de la belleza.
https://citaenlaglorieta.blogspot.com/2019/11/resena-de-hacia-la-belleza-de-david.html
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