martes, 4 de febrero de 2020

LA HERENCIA, de Vigdis Hjorth


https://citaenlaglorieta.blogspot.com/2020/02/resena-de-la-herencia-de-vigdis-hjorth.html?m=


VIGDIS HJORTH (Oslo, 1959)  es una de las novelistas noruegas más importantes hoy en día. Estudió Filosofía, Ciencias Políticas y Literatura y ha vivido en varios países europeos. “La herencia” (2016) fue ganadora del Premio de los Libreros de Noruega, el Premio de la Crítica y nominada para el prestigioso Premio de Literatura del Consejo Nórdico. Ha sido muy aclamada por la crítica y una gran fenómeno editorial de los últimos años en Noruega. En 2019 la publica en España en coedición Nórdica y Mármara Ediciones.

El relato tiene su origen en la noticia que recibe la protagonista, Bergljot, del intento de suicidio de su madre, a punto de cumplir ochenta años, aparentemente motivado por el hecho de que ella y su marido van a donar a dos de sus hijas las dos casas que tienen en la  playa por una tasación inferior a los valores de mercado y el consiguiente revuelo que esto ha provocado y se prevé puede provocar en el resto de la familia. A raíz de este simple origen la novela, contada en primera persona, va analizando multitud de situaciones, casi todas personales, por las que Bergljot ha pasado a lo largo de su vida y está pasando conforme discurre la historia.

Bergljot es una mujer en plena madurez, cercana a los sesenta. Hace veintitrés años que rompió con su familia, salvo con una de sus hermanas, la cual la llama periódicamente y a la que ha visto en contadas ocasiones, siendo la razón de este contacto una de las incógnitas de la novela sobre lo que cavila la protagonista. Una de tantas, porque con la donación de las casas, tasadas a bajo precio, ella y su hermano no van a participar de forma igualitaria en la futura herencia de sus padres. Bergljot decide ponerse del lado de su hermano y hacer frente común a lo que consideran una injusticia y que contradice lo que sus padres siempre afirmaron de tratarlos por igual.

Todo esto, unido a diversos acontecimientos, provoca encuentros familiares insoslayables y sobre todo numerosas comunicaciones a través de medios de hoy en día que evitan fácilmente el cara a cara. Aparecen oscuros fantasmas del pasado que afectan a todos los miembros del clan familiar, y aquello que motivó el alejamiento de Bergljot y que ha condicionado su vida y la de la propia familia que ella formó, vuelve con más fuerza. Ella reivindica un reconocimiento, un perdón, una reparación frente a posturas que insisten en negar lo que pudo haber ocurrido, olvidarlo e incluso obviarlo y en creer que es posible “una primavera en enero”, surgiendo así duros y agrios enfrentamientos.
        
       Aun cuando su lectura no sea complicada, es una novela difícil, pues por una parte constituye un auténtico ejercicio de psicoanálisis de la protagonista (de hecho cita a Freud y a Jung en varias ocasiones) y por otro lado, conjuga lo extremadamente complicadas que pueden resultar, y de hecho resultan a veces, las relaciones familiares, con la supervivencia a esas relaciones e incluso con la superación de las mismas. ¿Cómo nos condicionan? No se trata sólo de cómo nos condicionan en el momento álgido de eclosión de conflictos familiares sino de cómo esos conflictos condicionan nuestra vida futura, nuestro desarrollo como personas. Bergljot ha continuado viviendo pero siempre supeditada a la difícil o más bien nefasta relación con sus padres.
      
        Es indudable que es una obra que nos hace reflexionar y mucho. Así por ejemplo, la figura de la madre y el acomodo de muchas mujeres de aguantar lo que sea por no poder y/o no querer aprender a valerse por sí mismas en todos los aspectos, renunciando a una cómoda estabilidad y economía; el porqué Bergljot no lleva la ruptura con su familia hasta sus últimas consecuencias;  el porqué ese interés por participar en una herencia a la que ya no tenía ni que desear. No se menciona el móvil económico, que permanece latente y al que no se le da excesiva importancia. El asidero a esa herencia que la narradora mantiene se produce en base a unos principios que fueron infringidos y a unos sentimientos que fueron dañados. La comprensión hacia la protagonista que puede nacer en el lector, en parte motivada seguramente por sentimientos de solidaridad y de entendimiento hacia familias rotas por diversas razones, queda sin embargo algo diluido, por esa cadena más que material, profundamente psicológica, que Bergljot parece incapaz de cortar definitivamente.
       
         Otro aspecto importante al que nos lleva la narración es lo desgarrado de la misma, como si pudiéramos sentir lo profundo del sufrimiento interno por el que va pasando la relatora pero también nos deja entrever, aunque de forma menos intensa, los sentimientos de otros personajes: hermanos, madre, pareja, amiga, colega, hijas... y la interacción de Bergljot con ellos. Todo ello inmerso en un paisaje y un way of life nórdico que provoca una gran introversión e interiorización. Pareciera como si el ambiente social y familiar noruego predispusieran en cierto modo a una forma concreta y determinada de sentir y vivir auténticas crisis personales dilatadas en  el tiempo. 

Bergljot en sus numerosas divagaciones llega a decir: “Uno no se vuelve bueno sufriendo. Por regla general uno se vuelve malo si sufre. La disputa sobre quién lo ha pasado peor es pueril. Los oprimidos suelen acabar mutilados, con una vida sentimental destrozada, suelen adoptar la manera de pensar y los métodos de actuar de los opresores, esa es la consecuencia más infame de la opresión, que destroza a los oprimidos haciéndoles menos capaces de librarse. Cuesta mucho trabajo convertir el sufrimiento en algo útil para alguien, sobre todo para el sufridor.” Si bien esto puede ser cierto, también lo es que según la óptica que se tome al leer la novela y sobre todo al terminarla, la respuesta podría ser precisamente la contraria. Me gustaría poder decírselo a Bergljot.

3 comentarios:

  1. Vaya historia...vaya vida...vaya novela!!
    Muy bien relatado por la autora del blog...

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  2. Eaaa pues me lo apunto para leerlo, el análisis de Pilar me ha convencido

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