DE COMPRAS POR EL METAVERSO
Los abogad@s no paramos de estudiar. Al menos algun@s. Como otras muchas profesiones la nuestra nos exige estar al día no sólo en novedades, que también, sino en comentarios diversos sobre los más variados temas jurídicos aunque pueda tratarse de algo que suene tan obsoleto como “crédito refaccionario” o “censo enfitéutico”. Nunca se sabe cuando nos puede hacer falta un artículo, una opinión doctrinal o una resolución judicial sobre el tema. Intento, no obstante, dejar de lado materias en la que no soy versada no porque no me interesen sino por delimitar mi tiempo y mi capacidad intelectual.
Y en esto que cada día o al menos cada varios días, dedico un rato a leer lo que recibo sea por redes sociales, chats de compañeros, suscripciones gratuitas a revistas jurídicas o por otros medios. Previamente ya hago una selección sobre la marcha cuando me llega la información. Digamos que acumulo los deberes en carpetas más o menos virtuales. Pues bien, diariamente recibo un correo de una conocida revista jurídica a la que puedo acceder también desde la web del Colegio de Abogados al que pertenezco para así leer artículos que no son “free”.
Los artículos y noticias sobre tecnología son cada vez más habituales. Sí, quien me conoce sabe que también los leo aunque sea “en diagonal” (léase por encima), sea por deformación profesional, pedantería, ansia de saber o cualquier otra extraña razón del subconsciente. Pero lo de hoy me ha dejado impactada: “De compras por el metaverso” Toma ya. Prefiero hacer muchas otras cosas antes que ir de compras, pero no me he podido resistir a la llamada. Abro el enlace.
Pues bien etimológicamente “metaverso” significa “más allá del universo” y según el informante es un término antiguo puesto que fue utilizado por primera vez nada más y nada menos que en 1992. Evidentemente es antiguo. Para no aburrir con demasiadas explicaciones tecnológicas me he quedado con una idea: la diferencia entre el internet de ahora y el internet del metaverso es que ahora utilizamos internet, en el metaverso estaremos dentro de internet. Ahí lo he pillado mejor. La clave por lo visto está en la inmersión. Y en el uso de gafas. En otro caso olvídate del metaverso. Tras este rato tan ameno he ido a Wikipedia, información más de andar por casa por eso de hacerme una idea general y fijar conceptos. Difícil tarea. Puestos a los versos prefiero por ejemplo la "actio in rem verso". Aun así se intenta.
Pero vuelvo al artículo que me ha llevado a escribir estas líneas. Como su título indica vamos de compras por el metaverso. Y viene a decir que el metaverso es por lo visto un lugar idóneo para que las firmas de moda extiendan su negocio. Y así marcas como Zara y otras de lujo como Balenciaga o Gucci han desarrollado espacios en los que el usuario ha podido comprar bolsos, gafas y otros accesorios entre dos y nueve dólares. Menudo chollo. Sobre todo teniendo en cuenta que por los visto los usan los avatares. Estos de abajo forman parte de una colección de ropa de Zara para el entorno virtual ¿bonito no? Y sobre todo útil.
Las posibilidades según dicen, son
enormes, desde vender sus propios productos hasta abrir una tienda u ofrecer un
servicio de atención al cliente. Y es que, como dice el artículo “lo cortés no quita lo valiente y el hecho
de que nos movamos en el mundo digital no tiene por qué traducirse en que nos
vamos a exponer ante miles de personas con cualquier cosa puesta.” Faltaría
más.
No voy a ser yo quien niegue que el mundo evoluciona sin parar y quién sabe a dónde llegaremos y lo que verán nuestros descendientes. "Los tiempos cambias que es una barbaridad" se canta en una conocida zarzuela de bastante más antigüedad y solera que el metaverso. Desde el año en que nací ese mundo ha cambiado encontrándonos hoy con innovaciones tecnológicas que en mi infancia eran de ciencia ficción. Sin embargo todo este mundo virtual en el que por lo visto se gana mucho dinero choca, al menos todavía, con el mundo real. Basta un día de guardia en el Juzgado para darte cuenta de que el mundo real sigue existiendo y se superpone a cualquier tipo de realidad virtual. Otra cosa es que a los que gobiernan ese mundo real les importe poco los que lo habitan. En cualquier excursión por los pueblos de Málaga, no hay que ir más lejos, la realidad de sus vecinos, la realidad de hoy, no tiene nada que ver con los metaversos sino con la recogida de la cosecha y calentarse en invierno, por poner. En los descampados de las grandes ciudades donde se juntan parias de la vida, las compras por los metaversos suenan ridículas. En la soledad de una residencia de ancianos que viven de la caridad sobran los metaversos. En la mirada de las niñas obligadas a casarse a los doce años no hay sitio para los metaversos.
No es cuestión de crítica ni de obviar la evolución, sino de enfocar la fuerza de la humanidad hacia necesidades verdaderamente reales. Por mucho que lo intenten no me van a cambiar la idea de que ir de compras por el metaverso es una actividad, sino inmoral, al menos amoral. Pero claro ¿eso a quién le importa?
Os dejo con unas zapatillas de Nike para el metaverso. Aunque no sé si se pueden usar en la realidad real.