SERENIDAD
El Diccionario de la Real Academia Española define SERENIDAD como “cualidad de sereno”. Esta pobre definición hace perder la grandeza y profundidad que lleva innatas esta palabra. Probando a ir a la definición de sereno el desencanto aumenta hasta límites que rozan la decepción más profunda: nueve entradas diferentes con muy distintos significados para el sustantivo sereno. No obstante, una de las entradas deja paso a la esperanza al definir “sereno” como “apacible, sosegado, sin turbación física o moral” (“nada te turbe, nada te espante” Santa Teresa de Avila dixit) y se acerca en algo a la cualidad etérea e inaprensible de la palabra SERENIDAD.
SERENIDAD frente a la vorágine de la vida actual, sus prisas e inmediatez.
SERENIDAD frente al sistema ultracapitalista en el que cerebros ocultos pretenden manejar al ser humano usando para ello la gratificación instantánea y la validación externa, embocándolo a un consumo sin fin como meta personal.
SERENIDAD frente a las incontables injusticias sociales donde países potencialmente ricos tiene a sus ciudadanos en la miseria más absoluta y donde países pobres de solemnidad son olvidados de la solidaridad mundial.
SERENIDAD frente a la involución impuesta por mentes siniestras que, amparadas en religiones atávicas, tradiciones obsoletas o creencias ancestrales e investidos de una “auto-autoridad”, se obcecan en imponer un pensamiento único y hacer desaparecer cualquier tipo de librepensamiento o desarrollo personal.
SERENIDAD frente a tantas discriminaciones que siguen existiendo y al silencio tácitamente concertado por voces disfrazadas de progreso que permiten que niños y mujeres sean cosificados negándosele cualquier tipo de derecho hasta extremos que duelen de sólo pensarlo: no poder enseñar la cara.
SERENIDAD ante los descalabros y las decepciones, la amenaza del pensamiento negativo tratando perniciosamente de imponerse como primera luz del amanecer.
SERENIDAD ante los duelos personales, unos sorpresivos, otros esperados, pero todos formando parte del devenir de la vida.
SERENIDAD ante momentos de absoluta incomprensión del mundo conocido, de la impotencia de llegar más allá, al mundo desconocido, del vértigo que da asomarse fuera de las áreas controladas, de la agorafobia frente a un universo infinito.
SERENIDAD ante el miedo que, cual demonio perverso, amenaza con atenazar cualquier atisbo de luz.
De los vocablos hermanos más representativos de SERENIDAD prefiero, quizás por atavismo, pertenencia o simplemente amor hacia lo helénico, cuyos cimientos sin duda ayudan a sobrevivir en el vasto yermo cultural que se nos intenta imponer, el adjetivo de estoico. Pero quizás también lo prefiero en cuanto cualidad imposible de adquirir en este siglo XXI, pareciéndome inalcanzable cual estrella del firmamento.
Sin embargo, es curiosa la diferente cercanía al ser humano que pueden tener palabras similares en su significado. TEMPLANZA, aun dotada de connotación religiosa, es perfectamente extrapolable a nuestra vida actual. Al menos teóricamente como sustento sine qua non de la existencia. TEMPLANZA que nos trae a la memoria vidas de santos, es hermana de SERENIDAD. Ambas nos hacen posible …
SERENIDAD ante el sol que sale cada mañana.
SERENIDAD al escuchar los cantos de los pájaros caminando por un bosque encantado.
SERENIDAD sentado en la orilla del mar viendo romper las olas.
SERENIDAD en una tarde de invierno oyendo caer la lluvia.
SERENIDAD ante la sonrisa de tus hijos.
SERENIDAD al escuchar tu melodía favorita.
SERENIDAD cuando eres consciente de que has de seguir tu camino.
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